Ya quedan pocas horas para que os demos las notas, y vosotros, a punto de marchar, esperando las recompensas por el trabajo hecho, y solo pensando en las cenas, más que en las despedidas.
Con la mayoría de vosotros han sido dos años, y con algunos, tres, cuatro, o casi seis. De todos y cada uno podría contar un algo especial, que me hará recordarlo para siempre: una pregunta, una mirada, una sonrisa, un trabajo quizá, una redacción, un ejercicio oral, una ayuda a un compañero.
Este año se nos ha escapado entre los dedos, sin saberlo, sin darnos apenas cuenta, y me pregunto si hice algo o no, porque se hizo, con vuestra ayuda, tan corto y liviano. Pero basta ver los cuadernos, lo que sois capaces de hacer por vosotros mismos, para darme cuenta de que, efectivamente, hemos trabajado. A veces entre risas, a veces en silencio; interpretando role-plays imposibles, comunicándonos y dando opiniones improvisadas cada día (muchos días o hemos escrito apenas, y la hora se ha escapado hablando en inglés), hablando con Shana, escribiendo un artículo...
Y se me han quedado cosas en el tintero.... Cosas que no podré enseñar, y lo siento, porque fuisteis una audiencia excepcional, un público envidiable, unos clientes entrañables. Y siento que aprendísteis algo de la filosofía que os transmití: la comunicación, la manera de entender la gramática y de aprender a pensar.
Creo que no fallamos en la labor si por un momento os hice ser libres, críticos y responsables.
Creo que finalmente puedo y podré sentirnme orgullosa de todos vosotros, porque no ha habido barreras que os hayan parado, y tampoco las habrá.
Sed dueños de vuetros futuros, aprended todo lo que podáis, y si queréis, venid a contarlo. Aquí siempre tendréis alguien que os preste oídos. Ésta será siempre vuestra casa, mis clases, siempre serán un poco vuestras clases, y este blog, siempre será un espacio donde hablar y escuchar.